jueves, 22 de agosto de 2013

LYON ENTZUN: REALA TXAPELDUN!

Ese fue el grito con el que los aficionados txuriurdines inundamos las calles de Lyon avisando a los franceses de lo que se les venía encima, pues más de 4.000 realzales desfilamos por el centro de la ciudad durante todo el día. A diferencia de la de los lyoneses, nuestra ilusión era enorme, porque ellos están habituados a jugar estas competiciones pero en las pocas ocasiones que nosotros lo hacemos nos produce gran emoción.

Asi que allí estaba yo, en Anoeta a las 6:00 de la mañana con mi padre, mi hermana y otros 170 hermanos txuriurdines esperando a los autobuses que nos llevarían a Biarritz para coger el avión destino Lyon. Ya en el autobús se oían gritos de "goazen erreala goazen txapeldun", había ganas de revancha. 


Llegamos a Biarritz hacia las 7:00 y mientras hacíamos cola se seguían oyendo cánticos de apoyo a la Real Sociedad. Ya que el embarque era a las 9:00 algunos nos sentamos a hablar, otros a echar una siesta, y también hubo quienes se tomaron el desayuno.
 
Una vez embarcamos pasó algo que se me quedará para la anécdota: antes de despegar la azafata empezó a dar las instrucciones de seguridad y a un txuriurdin se le ocurrió ponerle una bufanda de la Real, todos aplaudimos.


Llegamos a Lyon a grito de "ale erreala ale" y unos buses nos recogieron en el aeropuerto para llevarnos a nuestros respectivos hoteles. En el trayecto al hotel se iban divisando algunas equipaciones txuriurdines, banderas etc. Y una vez llegamos y almorzamos los tres salimos a dar una vuelta por el centro donde estaban los aficionados txuriurdines que ya habían llegado.

Llegamos a la plaza Bellecourt y estaba plagado de realzales cantando y gritando sin parar, en los alrededores de la plaza seguían viniendo más txuriurdines de los callejones, aquello era una invasión, estaba claro a qué veníamos: a ganar.


Volvimos al hotel para preparar las cosas de cara al encuentro (bocadillos, camisetas etc.) y salimos hacia el metro con otros aficionados de la Real que apenas conocíamos pero en Lyon se demostró que en la Real todos somos hermanos y eso es lo que nos hace fuertes. El metro ya estaba invadido por txuriurdines, todos cantando y saltando. Los aficionados de Lyon se reían y nos decían que perderíamos. Quien ríe último ríe mejor.

Llegamos al estadio y nos unimos a los numerosos aficionados realistas que ya se habían desplazado, eran muchísimos y aun no había llegado ni la mitad. Llegaron los jugadores y todos gritamos "goazen erreala goazen txapeldun". Era incontenible la actitud de la afición, no parábamos de animar y aun faltaban dos horas para el comienzo del partido.

Después de pasar numerosos controles y cacheos al final conseguimos entrar al imponente estadio de Gerland, ya había gente dentro cantando nos unimos a ellos. Empezaban los cosquilleos en la tripa, empezaban los nervios. 

Primero salió Bravo, y todos gritamos su apellido hasta que salieron los demás. Un enorme rugido se apoderó de Gerland, estábamos todos motivados, y nos aliamos con los aficionados que se encontraban en la curva para animar al unísono. Uno que tenia turuta marcaba los tiempos, los demás aplaudíamos: ¡1,2,3,4,567 REAL! Había un ambientazo espectacular, la aficón cumplió. Solo faltaba que los futbolistas hicieran lo propio.


Salieron ambos conjuntos al sonido del himno de la Champions y toda la hinchada realista gritó: "¡THE CHAMPIOOOOOONS!" Se me puso la carne de gallina, todo aquello era verdad, la Real iba a jugar diez años después en el estadio fatídico de Gerland un partido de Uefa Champions League. 

Empezó el partido y todos cantábamos. Cada ocasión en el arco de Bravo nos levantábamos y cuando Cadamuro o Iñigo resolvían la situación aplaudíamos. Cada ocasión txuriurdin era un Uuuuyyy en la grada, cada acción pitada en contra de la Real una escandalosa pitada. Se olía el ambiente europeo. A esto del minuto 17 a Antoine Griezmann (quien había sido rechazado por el Lyon por su baja estatura) se le ocurrió hace esto: 


Antes de cualquier celebración hubo un silencio pequeño en la grada, pues nuestros cerebros tenían que interpretar lo que había ocurrido. Y gritamos; gritamos gol hasta aburrirnos de hacerlo o hasta que nuestra garganta dijera basta. Impresionante el momento,  me abrazó un señor que ni conocía, pero a mí no me importó, Griezmann había enmudecido a todo Lyon, les dio una lección a aquellos que le habían rechazado.

Terminó la primera parte y aplaudimos al conjunto realista. Entonces me di cuenta. Hace cuatro años estábamos  jugando en segunda, sin mucha ilusión, y los mismos jugadores que en aquel entonces nos devolvieron la ilusión, ahora nos estaban haciendo soñar con algo que entonces era impensable.

Empezó la segunda parte y en el minuto 49  un chaval que habíamos fichado en verano y que se vio obligado a asumir la titularidad por la lesión de Agirretxe, pensó que ¿Por qué no iba a meter un golazo él también? Pues nada, dicho y hecho, 30 metros no son nada para Haris Seferovic. Zambombazo del suizo y jolgorio en la grada.



 Mi padre repitió varias veces "aiba dios" yo salté, grité, canté gol. Aquello era un sueño hecho realidad. 


En lo restante del partido se cantó el himno de la Real, la marcha San Sebastían, diversos cánticos realistas, Haris Seferovic sustituyendo al Illarramendi que pasó a un Illarra tú te lo pierdes. El señor que se situaba detrás mío dijo que "Si Illaramendi fuera mi hijo le hubiera dicho que se fuese, pero como no lo es  me quejo". La Real Sociedad movía la pelota como si fuese el F.C Barcelona, los Olé aparecieron en la grada y justo al final aunque algunos ya cantábamos el gol, el balón de Ruben Pardo no entró, daba igual. Habíamos ganado 0-2 en Gerland, teníamos nuestra venganza.


Aunque el partido se terminó y los jugadores se habían marchado los aficionados txuriurdines nos quedamos media hora más, no nos queríamos ir de allí.

La única pega del viaje llegó después del partido cuando la policía francesa cerró la estación de metro del estadio y nos mandaron a la Plaza Galtier, delante del Pub Ninkasi, lugar que la Ertzaintza nos recomendó no visitar por ser lugar habitual de los hinchas radicales del Olympique.

El día siguiente volvimos a casa con una enorme sonrisa y con aquellos que aunque en el comienzo del viaje eran desconocidos, se habían convertido en un amigo más.

ESKERRIK ASKO REAL!


@oiarbi











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